Toreros de Munera (IX): José María Arenas (primera parte)

Graciano Jiménez Moreno

José María Arenas en la escuela taurina

(Extraído de la obra Historia Taurina de Munera, del mismo autor)

            Cuando a finales del año 1989 el matrimonio Vicente Arenas y Antonia García trasladaron su residencia de Munera a Albacete, se abría para la joven pareja un nuevo horizonte marcado por el reciente contrato de trabajo de Vicente y por el inminente nacimiento del primer hijo. Un mes más tarde, el 25 de noviembre, Antonia daba a luz en el Hospital de Albacete un niño al que pondrían el nombre de José María. El matrimonio continuó viviendo en la capital –Antonio y Gema, los otros dos hijos, también nacieron en Albacete– pero pasaban todo el tiempo posible en Munera, donde residían las familias de los dos cónyuges, aunque Antonia había nacido en El Bonillo. En Munera precisamente fue surgiendo la afición de José María por los toros, como él mismo recuerda, de lo que tuvo la mayor parte de culpa su abuelo Juan Antonio.

            —De niño me gustaba ver las vaquillas que soltaban en las fiestas en Munera y allí empecé también a ir a las corridas en la plaza de toros con mi abuelo, que era muy aficionado. En el colegio, en Albacete, algunos amigos y compañeros iban a la escuela taurina y me animaron para que me apuntara yo también; me decían que estaba muy bien y que me iba a gustar. Empecé a ir a finales del año 2000 cuando yo tenía diez años.

             No fue fácil para José María convencer a sus padres para que le dejasen ir a la escuela taurina. No era muy buen estudiante y le pusieron como condición que se tomase más en serio los estudios. No le quedó más remedio que aplicarse más y finalmente, cuando Antonia fue a la plaza de toros de Albacete para hacer la inscripción, el joven José María vio cumplida su ilusión. Algunos compañeros de la escuela taurina la fueron dejando pero otros se convirtieron en matadores de toros, como Pedro Marín, Miguel Tendero o Juan Luis Rodríguez. Con  Miguel Tendero siempre ha tenido una relación especial.

            —Miguel Tendero y yo vivíamos en el mismo barrio, fuimos a la misma escuela infantil y luego al mismo instituto: estábamos juntos en el barrio y en la escuela taurina.

            José María mató su primer becerro el 14 de marzo de 2004 en una clase práctica que tuvo lugar en la plaza de toros de Albacete. El 4 de agosto del año siguiente, en Alicante, vistió su primer traje de luces, también en una clase práctica para alumnos de escuelas taurinas. Ese primer vestido, blanco y oro, al que José María siempre tuvo un especial cariño se lo había comprado al matador de toros conquense José Manuel Prieto.

José María y sus compañeros de la escuela taurina en una clase práctica en Albacete

            Después de matar una docena de becerros en las clases prácticas, sus profesores de la escuela, los matadores de toros Sebastián Cortés –director del centro– y Antonio Rojas, decidieron que José María ya estaba en condiciones de torear su primera novillada sin picadores. Su debut fue el 14 de mayo de 2006 en Alcadozo (Albacete) y consiguió las dos orejas y el rabo de su único novillo. Pocos días después, el 21, vendría la presentación en la plaza de toros de Albacete de la que también salió a hombros al cortar una oreja a cada uno de sus dos oponentes. Esto escribió el crítico Sánchez Robles en su crónica de La Verdad titulada «Arenas: expectativas de torero»:

            Se llama José María Arenas y es de Munera. Un alumno de la Escuela de Tauromaquia con expectativas de torero. De momento, eso, que ya es bastante habida cuenta del panorama existente en la actualidad. Cualidades se le vislumbran y ayer las demostró con suficiencia en la plaza de toros de Albacete en el día de su debut en este coso. Abrió la Puerta Grande tras cortar dos orejas, una en cada uno de sus oponentes de la ganadería salmantina de Emilio García-Delgado, que junto al resto de los erales lidiados dieron buen juego.

            Arenas se sale de la monotonía reinante por varias razones. Este joven munerense se le vislumbran afición, ganas y sobre todo algo distinto, que está en potencia, claro, pues es todavía un principiante en la profesión, pero lo que hace interesa. Virtudes suficientes en cuanto al conocimiento de las primeras lecciones de la técnica, con necesarios e indudables progresos todavía tanto con el capote como con la muleta.

            Buen planteamiento. Comenzó bien sus faenas de muleta con mandones pases por bajo para sujetar a sus manejables y claros astados que le correspondieron, luego instrumentó series con la mano derecha de buena y larga ejecución. Torea mejor con la diestra, pues al natural todavía debe progresar, así como en el toreo con el capote, pero el conjunto de la calificación denota buenas posibilidades.

             Por si fuera poco, coloca banderillas con espectacularidad y llega mucho al tendido y con la espada se tira derecho y aunque ayer no acertara en los primeros viajes parece que tiene claro los conceptos de la suerte suprema. Es lo que desarrolló en sus dos actuaciones con una facilidad clara. Los profesores de la Escuela tienen todavía un trabajo que desarrollar y si rematara los muletazos por abajo tendría todavía una mayor dimensión su toreo.

Tiempo al tiempo y a seguir en la línea marcada que todavía hay mucho camino por delante.

            Por si fuera poco arrastra a muchos aficionados de Munera que le siguen incluso en las clases prácticas, lo que todavía potencia más las opciones apuntadas. Ahora, a no precipitarse y progresar, pero ya ha dado el primer aviso con la Puerta Grande».

             No tardó José María en hacer su primer paseíllo en Munera pues el 23 de julio tomó parte en la novillada que se celebró con motivo de las Fiestas de la Juventud acompañado por Miguel Tendero y Juan Luis Rodríguez. Tres orejas fue el premio a su labor en la tarde de la presentación ante sus paisanos.

            —Aquella fue una tarde muy importante para mí; de las que no se olvidan. Un día de mucha responsabilidad y muchos nervios por torear ante mis paisanos y mi familia. Recuerdo que ese día estuve en la ermita antes de ir a la plaza de toros y hacer el paseíllo.


23 de julio de 2006. Presentación de José María Arenas en Munera como novillero sin caballos. De izquierda a derecha: Antonio Rojas (profesor de la escuela taurina de Albacete), José María Arenas, Segundo Carrizo y Miguel Tendero

             Su etapa de novillero sin caballos como alumno de la Escuela de Tauromaquia de Albacete está plagada triunfos. Torea más de sesenta festejos por plazas de la provincia y de toda España saliendo a hombros en la mayoría de las ocasiones. Entre sus numerosos éxitos de esta época cabe anotarle resultar el triunfador de la feria de Mérida (Badajoz), del VIII Encuentro Andaluz de Escuelas de Tauromaquia en Roquetas de Mar (Almería), del V Trofeo Chimenea de Oro de Valdemorillo (Madrid) o sus premios como triunfador y al mejor quite en Cedillo del Condado (Toledo). También consigue participar en las finales de numerosos certámenes y encuentros de escuelas taurinas: las finales de becerristas de la Federación Internacional de Escuelas Taurinas, en Ledesma (Salamanca); el Bolsín Taurino de La Yagona (Zamora), donde sufrió una fuerte voltereta que le obligó a pasar la noche hospitalizado impidiéndole participar el día siguiente en la final de escuelas taurinas de San Fernando (Cádiz); el Certamen Espiga de Plata de Calasparra (Murcia); el II Certamen de novilleros Domingo Ortega, en Borox (Toledo); la final de escuelas taurinas en Málaga; el Encuentro de la Federación Internacional de Escuelas Taurinas en Jerez de la Frontera (Cádiz).

            —Mi primera cornada fue en Munera, en la feria de 2006. Haciendo un quite me dio una voltereta y me metí en el callejón pensando que no me había hecho nada. Luego, cuando salí a mi novillo estaba mermado de facultades y al ir a saltar las tablas me falló la pierna y entonces me cogió otra vez y me produjo un desgarro muscular en el gemelo.

En la feria taurina de Munera del año 2006, José María participó en una corrida goyesca mixta junto a dos matadores de toros y en una novillada sin picadores, en la que resultó herido

            Desde sus primeras actuaciones José María había despertado una gran expectación entre los munereños y muchos de ellos lo acompañaban en gran parte de los desplazamientos. Pronto decidieron estos aficionados organizarse y crearon una peña con el nombre de su torero, la Asociación Cultural Taurina José María Arenas.

            —El apoyo de mi familia y de la peña ha sido muy importante durante mi carrera. Mi peña se creó en 2005, aunque los trámites como asociación se hicieron un par de años después. En Alicante ya fueron a animarme y estuvieron en los tendidos con las primeras camisetas que se hicieron; eran rojas y llevaban mi nombre de entonces, «El Fuli».

            De su paso por la Escuela de Tauromaquia y de sus profesores José María guarda un inmejorable recuerdo.

            — Los maestros Antonio Rojas y Sebastián Cortés me han enseñado prácticamente casi todo lo que sé, porque lo más difícil es cuando uno empieza y tiene que aprender tantas cosas del toreo y aprenderlas bien para siempre.

            En 2006 José María conoció a Emilio Morales, presidente de la prestigiosa Peña Taurina «El 7» de Madrid, un hombre que ha desempeñado un papel fundamental en toda su carrera. Desde entonces, especialmente al salir de la escuela taurina para iniciar su etapa de novillero con picadores, Emilio Morales ha venido prestando su inestimable ayuda al joven torero dirigiendo y orientando su carrera profesional.

            —Tuve la gran suerte de conocer a Emilio Morales, que me ha ayudado siempre desde que estaba en la escuela taurina. La relación con Emilio siempre se ha mantenido y como no podía dedicarme todo el tiempo, en 2009 se acordó que me apoderara Agustín Parra «Parrita» con el que tuve una relación muy buena y toreé mucho. Al año siguiente mi apoderado fue Tiburcio Lucero y desde el invierno de 2010 estuve con Luis Álvarez y Curro Álvarez. En 2015 volvió a hacerse cargo de mi carrera Parrita.

           También recuerda José María las enseñanzas y consejos de muchos profesionales de Albacete cuando entrenaba con ellos en la plaza de toros o en la Fiestas del Árbol, como Manuel Amador, Abraham Barragán, Sergio Martínez, Andrés Palacios o los subalternos.

            El último festejo de luces como alumno de la Escuela de Tauromaquia fue una novillada sin picadores celebrada en Albacete el 25 de mayo de 2008 en la que obtuvo tres orejas; casi un mes después participó en esa misma plaza en el tradicional festival de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús, conocida popularmente como El Cotolengo. Tres días más tarde, el día de San Juan, José María volvía a hacer el paseíllo en la plaza de la capital albaceteña para iniciar su andadura como novillero con picadores.

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José María Arenas en corto

        Una de las personas del entorno de José María más importantes en la carrera del torero fue, sin duda, Emilio Morales Jiménez (D.E.P.), quien fuera presidente de la peña taurina El 7, de Madrid. Por su interés, creo oportuno incluir a continuación algunos párrafos del escrito que amablemente facilitó en su día para ser incluidos en la obra Historia Taurina de Munera, publicada por quien escribe estas líneas.

         Tuve el honor de conocer casualmente a José María Arenas, por primera vez en una novillada sin caballos que celebraba la Escuela Taurina de Albacete en Munera en el verano de 2006 (pueblo de Albacete y solar de sus abuelos y padres).

         Aquel día veníamos para Madrid y al pasar por la carretera, vimos una plaza de toros llena y sin saber quienes toreaban nos metimos en la Plaza de Toros.

         Ese día me fijé en José María Arenas, muy decidido en todo cuanto hizo, sobre todo en el segundo novillo con complicaciones, que las resolvió con seguridad. Observé también, las ganas y verdad poniendo banderillas a sus dos novillos. Solo vi que puestas las banderillas se iba deprisa al burladero... y pensé en rectificarlo.

         Cuando se terminó la novillada, bajé a barreras y lo llamé... ¡chaval! ¿cuál es tu nombre?... y me dijo “¡me llamo José María Arenas!”, y le dije... “¡chaval te voy a echar una mano!”... y él me preguntó... “¿y usted quién es?”, le contesté... ¡ya te enterarás! Y nos marchamos para Madrid.

         Al día siguiente llamé a la escuela taurina, preguntando por su profesor –me dijeron que era Antonio Rojas–, hablé con él, me identifiqué y le hice saber que a José María lo había visto en Munera y que me gustaría ayudarle. Me dijo “que por teléfono, no”, que era mejor fuera a Albacete a verlos y hablar del tema. Lo que hice un par de días después reuniéndome con su profesor Antonio Rojas, y el director de la escuela Sebastián Cortés. Les expliqué mis razones, lo valoraron y lo aceptaron, ya que consistía en ayudarle con tentaderos y novilladas preparándole con seriedad para comenzar su difícil profesión de torero. Al mismo tiempo conocí a toda su familia y puedo decir que todos ellos son personas nobles y responsables, hoy excelentes amigos míos. Creo que el culpable de que José María quisiera ser torero, la tuvo su abuelo Juan Antonio Arenas que le fue animando desde niño a ello. ¡Mi cariñoso recuerdo! Por cierto, un día que José María cortó orejas, un amigo felicitó al abuelo por estas... el abuelo contestó “que los toros tenían también... ¡rabo!”

         Agradecí a la Escuela Taurina de Albacete la confianza que me otorgaban y empecé el duro camino de las novilladas; al poco tiempo el torero estaba muy preparado y los erales nos aburrían (en las novilladas andaba con erales y en las ganaderías mataba toros a puerta cerrada)...

         Por eso fue muy bien preparado a Illescas, (Toledo) en aquellas importantes novilladas donde quedó finalista... ¡y algo más! Como el premio de los organizadores era un traje de luces... le dije que se encargara dos. Fue una forma de hacerle justicia y premiarle como se merecía.

         Le gustaba poner banderillas y le puse un profesor, gran torero y buena persona, para que sus consejos prácticos rozaran la perfección, como así fue. De lo que sí me preocupé fue de que su personalidad no la tocaran ni se la cambiaran para nada. Pienso que los toreros tienen que ser diferentes entre ellos, pero con escuela propia. Esa parte la exigí a cuantos profesionales seleccioné después.

         Lo hemos preparado con conocimiento práctico de diversos encastes de los llamados difíciles, superando pruebas de lidia, realizando diversas suertes hasta llegar a la perfección, destacando en la suerte suprema ejecutada con solvencia.

         La Peña Taurina “EL 7”, a lo largo de su vida de afición (64 años) hemos apadrinado a varios toreros en los que vimos posibilidades, José María Arenas es el 5º apadrinado. Estamos muy satisfechos con él, al ser serio y responsable, además de poseer grandes valores humanos [...].



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