Los orígenes de la Cruz Roja en Munera

Graciano Jiménez Moreno

(Publicado en ECOS, número extra, septiembre de 2020)

            La situación de pandemia que se está viviendo en todo el mundo ha supuesto un enorme desafío para hacer frente a una de las mayores crisis de la historia reciente de la humanidad. Entre la larga lista de organismos, instituciones, asociaciones, profesionales, etc. que han puesto todo su esfuerzo y su capacidad para paliar las terribles consecuencias sanitarias, sociales o económicas de la enfermedad es preciso mencionar la Cruz Roja. Así ha ocurrido también en Munera, donde la asamblea local de esa institución ha desempeñado un importantísimo papel gracias a la implicación y el esfuerzo de sus componentes.

            Lo que quizás no conozcan algunos munereños es que los orígenes de la Cruz Roja en nuestra localidad se remontan casi un siglo atrás. La primera asamblea de Cruz Roja en Munera se creó en el año 1924. Según se informaba a primeros de septiembre de ese año en El Diario de Albacete, los trabajos para la organización de la comisión local de Cruz Roja iban muy adelantados y se confiaba en que para la feria ya estuviese nombrada su junta directiva y se hubiese adquirido una ambulancia. Se añadía, además, la siguiente información:

    Ello habla de la actividad que tanto el delegado especial don Aurelio Ruiz, como el médico don Esteban Sánchez (a quien se indica para presidente), don N. Blázquez Aguado y otros valiosos elementos están desarrollando para realizar el propósito que les guía.

            Ese mismo año los tradicionales bailes que se venían celebrando en feria fueron organizados por la empresa del teatro Benavente en el salón de esa entidad. El primero de estos bailes fue a beneficio de la Cruz Roja y el corresponsal del diario Defensor de Albacete en Munera lo reflejó así en el periódico:

    Resultó magnífico; lindísimas señoritas de esta localidad y forasteras contribuyeron con su presencia al éxito y esplendor de la bella fiesta de caridad. A todos cuantos han contribuido con su esfuerzo y su óbolo a tan benéfico acto, nuestro agradecimiento. Desconocemos la cifra de los recaudado, mas no importa, Lo esencial es que la institución que tiene por símbolo la más sublime de las virtudes se extienda y con sus auxilios y consuelos sea el paño que seque las lágrimas de los desgraciados.

            El Diario de Albacete también se hizo eco de estos bailes:

    Durante las noches de Feria se han celebrado en el Teatro Benavente unos brillantísimos bailes, donde han hecho gracia y honor, con las señoritas de aquí, elegantísimas forasteras. En un baile celebrado a beneficio de la Cruz Roja se recaudó una buena cantidad, que ha quedado a disposición de nuestro fraternal camarada y amigo, don Aurelio Ruiz, como delegado especial de tan humanitaria institución.

            Pocos días después tuvo lugar en el teatro Benavente la primera asamblea de la agrupación de Cruz Roja de Munera. Fue convocada por don Aurelio Ruiz Alcázar como delegado especial de Cruz Roja Española. En el transcurso de la asamblea el  señor Ruiz Alcázar dio cuenta a la agrupación de su actuación como organizador de la misma, y después se procedió a la elección de cargos para la junta directiva, quedando constituida por unanimidad de la forma siguiente:

            Presidenta honoraria: Excma. Sra. Duquesa de la Victoria. (La presidenta local sería designada por S. M. la Reina, según estaba mandado).

            Presidente delegado: D. Esteban Sánchez Herrero, médico. (También de nombramiento regio).

            Vicepresidenta: Dª. María Aguilar de Aguado.

            Vicepresidente: D. Augusto Blázquez de Lamo, veterinario.

            Secretario Archivero Bibliotecario: D. Aurelio Ruiz Alcázar, maestro nacional.

            Tesorera: Srta. Manolita Martínez Pardo.

            Contador: D. Francisco Blázquez Rubio, periodista.

            Vocales: Srtas. Enriqueta Játiva Sánchez y Natividad Martínez Pardo, D. Niceto Blázquez Martínez y D. Julián González Alarcón.

            La asamblea finalizó dando las gracias al señor Ruiz Alcázar por su labor y al empresario del teatro Benavente por la organización del baile celebrado durante la feria a beneficio de la asamblea de Cruz Roja.

Don Esteban Sánchez Herrero, médico, primer presidente de la Asamblea de Cruz Roja de Munera, en una fotografía del año 1921. (Foto cedida por su nieta Marisa Sánchez)

            Don Esteban Sánchez Herrero, el primer presidente de la Asamblea Local de Cruz Roja en Munera, desempeñaba su profesión de médico en esta localidad a la que había llegado desde su tierra aragonesa. Nació en Teruel el 31 de octubre de 1891 y cursó la carrera de medicina y cirugía en la Universidad Central de Madrid, donde tuvo entre sus profesores a Santiago Ramón y Cajal, el primer español en obtener un premio Nobel en ciencias (Medicina). Por su relación con la familia Sedano de Sotuélamos llegó a Munera, donde se casó con Carmen Blázquez Aguado. Además de ejercer como médico titular en Munera formó parte del Consejo Municipal de Sanidad cuando se creó en 1945. Don Esteban (así se referían a él sus vecinos) falleció en Munera el 3 de marzo de 1953, dejando cuatro hijos: Luis, Antonio, Blanca y María Isabel.

Tarjeta de don Esteban del Colegio Oficial de Médicos fecha en 1945. (Foto cedida por su nieta Marisa Sánchez)

            La presidenta de honor, Dª. María del Carmen Angoloti y Mesa, era duquesa de la Victoria por su matrimonio con Pablo Montesinos Espartero, III duque de la Victoria y sobrino nieto del general Espartero. Doña María del Carmen había ingresado en la Cruz Roja en 1913, llegando a obtener el título de dama enfermera de esta institución en 1920. Organizó la actividad de la Cruz Roja española durante la guerra del Rif y fue inspectora general de los hospitales del Marruecos español en el periodo 1924-1927. Durante la guerra civil fue detenida por el bando republicano junto a su marido; doña María del Carmen fue puesta en libertad y el duque sería fusilado en noviembre de 1936. María del Carmen Angoloti y Mesa también fue nombrada en 1939 presidenta de los hospitales de la Cruz Roja en España, desempeñando este puesto hasta poco antes de su fallecimiento en 1959. Entre los numerosos reconocimientos que recibió figuran la concesión de la Cruz de la Orden Civil de Beneficencia con distintivo blanco en 1921 y de la Gran Cruz del Mérito Militar en 1925, por su atención a los heridos de guerra, siendo la primera ocasión en la que esta condecoración le era otorgada a una mujer. El político socialista Indalecio Prieto llegó a dedicarle estas elogiosas palabras en 1921, tras su regreso a la península en un barco que traía enfermos y heridos de la guerra en África: 

    He venido con la Duquesa de la Victoria, única heroína de esta guerra, mujer admirable que curó y consoló a los heridos, amortajó cadáveres, clavó ataúdes […]. Viene por horas, para volver esta noche a continuar su humanitaria labor, a seguir realizando el milagro de que sus heridos estén mejor atendidos y mejor alimentados que en los hospitales del Estado.

            En 1922 la ciudad de Melilla se sumó a un homenaje a nivel nacional por la labor que había realizado en beneficio de los soldados españoles heridos durante la guerra del Rif y acordó imponer su nombre a la calle en la que se encontraba el hospital de la Cruz Roja. Durante el régimen franquista se cambió el nombre de esta vía, pero en 1991 el Ayuntamiento de Melilla decidió que recuperara el nombre de la insigne dama.

            Con el tiempo parece que la actividad de la Cruz Roja de Munera en esa primera etapa fue decayendo hasta su desaparición.

            Hace prácticamente 40 años, en 1980, fruto también del empeño de un grupo de munereños, volvería a constituirse la Asamblea Local de Cruz Roja. Así, el domingo 16 de noviembre de ese año, con la asistencia del presidente provincial se procedió en el salón de actos de la Cámara Agraria a la elección del presidente de la asamblea local, resultando elegido por abrumadora mayoría Pedro Fornés Solana. Pocos días después se procedió a la elección del resto de la junta. A principios de 1982, contando ya con más de doscientos socios, comenzó a funcionar el puesto de primeros auxilios (al que podían incorporarse soldados voluntarios para hacer el servicio militar) bajo el mando del teniente de la Guardia Civil José Hernández, y disponiendo de una ambulancia que había sido donada por la Caja Rural Provincial.

            El 26 de junio de 1982, siendo Alfonso de Lamo Atencia presidente de la Asamblea Local, tuvo lugar la inauguración oficial del puesto de primeros auxilios con la asistencia del Presidente Internacional de Cruz Roja, Enrique de la Mata Gorostizaga, y de numerosas autoridades. En el acto se procedió a descubrir una placa en recuerdo del anterior presidente, Pedro Fornés, fallecido el año anterior.

Alfonso de Lamo Atencia, presidente de la Asamblea Local, junto al presidente internacional de Cruz Roja, Enrique de la Mata Gorostizaga, y otras autoridades, en la inauguración del puesto de primeros auxilios el 26 de junio de 1982. (Foto: Félix)

Voluntarias de Cruz Roja en la inauguración del puesto de primeros auxilios el 26 de junio de 1982. (Foto: Félix)


            Desde 1980 hasta hoy, en los cuarenta años de esta nueva etapa, la Asamblea Local de Munera de Cruz Roja Española viene realizando una encomiable labor, prestando sus servicios a la comunidad, y muy especialmente en favor de las personas y colectivos más necesitados y vulnerables. Todo ello gracias al trabajo admirable de sus 199 voluntarios y a la colaboración de sus 282 socios (datos correspondientes a julio de 2020), bajo la presidencia actual de Rafael Martínez Martínez.

            La historia de la Cruz Roja a nivel internacional se remonta más de ciento cincuenta años atrás, cuando se fundó gracias al empeño del hombre de negocios suizo Henry Dunant. En 1863 se sentaron las bases para la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja, cuyo objetivo fundamental era aliviar el sufrimiento humano en los conflictos bélicos, independientemente de su raza, nacionalidad o creencias. Sin embargo, la aparición sucesiva de diferentes epidemias y pandemias hizo que la organización también tuviera que volcar su capacidad sanitaria en otros ámbitos. En 1919 se creó la Liga de Sociedades de la Cruz Roja (actual Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Luna Roja) para extender a todo el mundo la experiencia sanitaria y humanitaria acumulada por la organización, especialmente durante la pandemia de la conocida como gripe española y la I Guerra Mundial.

            En España la Cruz Roja se organizó en el año 1864 bajo los auspicios de la orden hospitalaria de San Juan de Jerusalén. El médico cirujano español Nicasio Landa  fue uno de los fundadores junto con Joaquín Agulló, marqués de Ripalda, de la delegación española de la Cruz Roja Internacional y posteriormente, el 6 de julio de 1864, de la Cruz Roja Española. Puede decirse que la Cruz Roja en España también estuvo desde sus inicios muy relacionada con las epidemias, puesto que Nicasio Landa había desarrollado una destacable actividad como epidemiólogo en la epidemia de cólera de 1854-1855 y en la epidemia de fiebre amarilla en Canarias en 1863.

            La actividad de la Cruz Roja se extiende a múltiples campos como son, entre otros, el socorro a personas en situaciones de grave peligro, la lucha en pro de la inclusión social de personas en riesgo de pobreza y exclusión, la promoción de la igualdad de oportunidades en el empleo, las ayudas a las personas en la gestión de su salud o la educación como factor fundamental para promover la igualdad y la inclusión social. En la actualidad, la crisis sufrida a nivel mundial como consecuencia del  Covid-19 parece marcar un antes y un después en todos los aspectos de nuestra vida. Al igual que lo ha venido haciendo a lo largo de las epidemias y pandemias acaecidas a lo largo del más del siglo y medio de existencia de la Cruz Roja (viruela, cólera, gripe española, sida, gripe aviar, ébola...), esta organización humanitaria pone todo su empeño en movilizar recursos, tanto humanos como materiales, para multiplicar su capacidad sanitaria y asistencial y hacer frente a esta cruel pandemia. 

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