La calle de la Iglesia (primera parte)
Graciano Jiménez Moreno
La calle de la Iglesia es una de las seis vías que confluyen en la plaza principal del pueblo (actualmente plaza de la Constitución) a la que llega por su lado sudeste. La calle presenta un corto recorrido pero ciertamente peculiar. Comienza en la calle del Pozo, casi como una continuación de la calle Fray Francisco, y tras unos cuarenta y cinco metros, al llegar a la altura del ábside de la iglesia parroquial, ya casi en la plaza de la Constitución, gira hacia la izquierda formando un callejón, conocido popularmente como callejón de la Iglesia, que rodea el ábside dejándolo a la derecha hasta desembocar en la plaza de don Bartolomé. Así pues, en este tramo de calle (o callejón) solo hay viviendas en su lado izquierdo o de los números impares. La acera de los números pares de la calle, sin embargo, continúa una decena de metros en línea recta hasta conformar una de las esquinas de la plaza.
![]() |
|
Curiosamente, el sentido creciente de la numeración de las casas de la calle de la Iglesia no sigue la regla general establecida (no considera como principio de la vía el extremo más próximo a la plaza principal o centro de la población). Así, puede observarse que en esta calle la numeración aumenta en el sentido contrario al de la calle Mayor, a pesar de que ambas calles son prácticamente paralelas, están muy próximas y parten de la plaza de la Constitución. Pienso que el hecho de que en este caso no se sigua la normativa oficial puede explicarse por los motivos históricos que se indican seguidamente. Hasta hace algunas décadas, la calle nombrada actualmente de la Diputación Provincial era un tramo más de la calle de la Iglesia. En aquella situación era lógico que la numeración de la calle Iglesia comenzara en la calle del Pozo, más próxima a la plaza que el otro extremo. Por supuesto que este hecho no deja de ser meramente anecdótico sin que haya que darle mayor trascendencia.
![]() |
Callejón que forma la calle de la Iglesia |
Aunque no lo hayamos indicado de manera expresa, ya debe quedar claro para el lector que el nombre de la vía que nos ocupa se debe, evidentemente, a que conducía muy directamente a la iglesia parroquial, concretamente a la entrada principal del templo. Sin embargo no siempre fue así. La denominación más antigua de esta calle que he podido encontrar es calle del Hospital. El motivo es que durante algunos siglos estuvo en esa calle el hospital de la villa. Debe entenderse que en tiempos lejanos el nombre de hospital se aplicaba a una casa donde se recogían los pobres transeúntes y que sus funciones llegaban poco más allá del hospedaje y de la prestación de algunos auxilios a los pobres, a los enfermos y a los transeúntes y peregrinos que pasaban por la villa.
En el caso de Munera, el hospital era una casa «de corta habitación» según los documentos antiguos, es decir, de poca capacidad, que se encontraba en el lado norte de la calle (el de los números pares), muy probablemente en el lugar que ocupa actualmente la casa número 4 (o colindante con ella por el lado de poniente). Cabe indicar que E. García Solana sitúa el hospital en su reconocida obra Munera por dentro en el otro lado de la calle, concretamente en el número 5. Sin embargo, son varios los documentos que nos permiten ubicar inequívocamente el antiguo hospital de Munera en el lado de los números pares, es decir en el lado más próximo a la calle Mayor. Baste citar para este fin dos escrituras correspondientes a las compraventas de sendas casas en las que se menciona de manera expresa el hospital. Una de las escrituras refleja la compra realizada el 12 de febrero de 1785 por el Real Pósito [1] de una casa situada en la plaza. Dicha casa lindaba por saliente con otra casa de Manuel Moreno y el hospital, por mediodía y norte con calles públicas (calle del Hospital y Mayor) y por poniente con la plaza. En otra escritura, fechada el 3 de julio de 1824, se registra la compra realizada por Ramón Moratet de una casa situada en la calle Mayor con los lindes siguientes: por el norte con dicha calle Mayor, por el mediodía con la casa que servía de hospital, por saliente con Alfonso Minayas y por poniente con Cirilo de Losa.
Aunque no he podido encontrar alguna referencia sobre la fecha de fundación del hospital, hay bastantes menciones a este establecimiento en la segunda mitad del siglo XVI. Una de ellas corresponde al testamento otorgado ante el escribano el 27 de agosto de 1576 por Pedro Martínez Escudero, regidor perpetuo de la villa, y su mujer Ana Díaz. En este documento, los testadores mandan «para limosna al ospital desta dicha villa que sean dados de los bienes de cada uno de nosotros dezimos de nuestros bienes de ambos y dos una frazada buena de las que oviere en nuestra casa y una sabana buena».
Al mantenimiento del hospital solían contribuir algunos fieles mediante limosnas o donaciones de enseres para su equipamiento (mantas, etc.), y que en ocasiones, como es el caso anterior, quedaban fijadas en los correspondientes testamentos. Este es también el caso de doña Isabel Romero que legó un ducado en 1606, de Juana de Torres que dejó cinco maravedís en 1608, o de Bárbara Cano y de Pedro Martínez Rosillo que en 1612 legaron sendas mantas al hospital.
Las personas acogidas en el hospital eran normalmente forasteros transeúntes, prácticamente desconocidos, con pocos recursos o incluso enfermos. No es extraño, pues, que en algunas ocasiones este lugar fuera el final de su viaje. Así ocurrió en los casos que se indican seguidamente a modo de ejemplo:
-
El 2 de mayo de 1589 «murió un pobre
que se dijo llamar Juanes en el ospital y trujo consigo ciertas cosas que se vendieron
y tiene el dinero que se hizo almoneda Francisco Rodríguez hasta veinte reales».
- El 21 de marzo de 1593 falleció en el hospital Juan Ramírez, de Belmonte, «dixeronsele doce missas de limosna y de sus vestidos que se vendieron».
- El 28 de febrero de 1598 «murió un hombre forastero que se dixo llamar Martín López que se acogía al hospital, no recibió los sacramentos por morir repentinamente».
- El 18 de diciembre de 1603 «murió una moza pobre en el hospital que se llamaba María y truxeron del bonillo enferma recibió el sancto sacramento de la extremaunción y se enterró en esta iglesia del Señor San Sebastián debajo del coro en la sepultura de la yglesia».
- El 20 de agosto de 1604 «murió en el hospital y se enterró en esta iglesia un mozo que se llamaba Juan y dixo ser de tudela de navarra».
- El 15 de diciembre de 1605 «murió en el hospital un hombre pobre que dixeron ser de toledo, no se supo el nombre ny recibió los santos sacramentos que amaneció muerto».
Pero volvamos al nombre de la calle que nos ocupa. Hemos de recordar al respecto que, como consecuencia de sendas órdenes reales de los años 1858 y 1860, a partir del año 1861 quedan asignados oficialmente los nombres de las vías de Munera y los números de sus casas. Es entonces cuando la conocida como calle del Hospital pasa a denominarse oficialmente calle de la Iglesia. No obstante, en alguna ocasión aislada no llegaba a respetarse el nombre oficial; este es el caso de un plano topográfico de Munera elaborado en 1885 por el Instituto Geográfico y Estadístico en el que figura como calle Briz, atendiendo al apellido de uno de los vecinos. En este mismo plano aparece rotulado el callejón de la Iglesia (bifurcación de la calle Iglesia que se mencionó anteriormente y que bordea el lado norte de la Iglesia) como callejón Madrileño. El motivo es que en el siglo XIX vivieron en esa parte varios miembros de una familia de apellido Pascual procedente de Madrid.
Por
otra parte, podemos recordar los tiempos en los que los puestos de venta de
cacharros durante la feria de septiembre se ubicaban en la calle de la Iglesia.
Así, en el boletín Ecos de septiembre
del año 1946 podía leerse: «Y al fin, terminados los festejos
puramente de alegría e ilusión, las mujeres recorrerán las calles del Pozo y de
[1] El pósito era una antigua institución de carácter municipal dedicada al almacenamiento de cereales, principalmente de trigo, para prestarlos a los labradores y vecinos durante los meses de escasez.
----------------------------
Comentarios
Publicar un comentario