Alicia Chico, la última ganadera trashumante de reses bravas

Graciano Jiménez Moreno

        El martes 20 de diciembre de 2022 fallecía en Jaén, a los 59 años, la ganadera Alicia Chico García tras una dura lucha contra el cáncer. Esta ganadería es la única que ha mantenido la tradición de realizar la trashumancia de ganado bravo a pie, sin utilizar para ello camiones como ahora es lo habitual. Precisamente, a finales de noviembre, se había iniciado el traslado de más de cuatrocientas vacas bravas de la ganadería por una cuadrilla de vaqueros encabezada por Tomás González Rubio, mayoral de la casa. En este trayecto, que se realiza en unos treinta días, las reses recorren cerca de 500 kilómetros por cañadas y veredas entre las fincas familiares de la Sierra de Albarracín, en Teruel, y la que poseen en Vilches, en tierras jienenses, atravesando las provincias de Cuenca, Albacete y Ciudad Real.

        El recorrido trashumante lo vienen haciendo dos veces al año. En noviembre, antes de que la hierba quede muerta y quemada por el frío, la vacada abandona la Sierra de Albarracín camino de los invernaderos de Andalucía, donde permanecen hasta el mes de junio, cuando inician el camino inverso. Los vaqueros, con sus caballerías y auxiliados por perros bien adiestrados, conducen los centenares de reses acompañadas de los imprescindibles cabestros o bueyes con sus cencerros. El camino es largo y muy duro; solo apto para vaqueros expertos a los que gusta este cometido. La jornada comienza antes de amanecer y con las primeras luces del alba se agrupa la manada y se cuentan las reses haciéndolas pasar por algún lugar estrecho. Si están todas se inicia la marcha; si falta alguna es preciso buscarla. Hacia el mediodía se realiza un prolongado descanso tras el cual se vuelve a contar el ganado y después se reanuda la marcha hasta que se aproxima la noche. En el lugar de acampada hay que establecer turnos de guardia para evitar posibles problemas con los animales. Además del trabajo son muchas noches durmiendo al raso y soportando el frío, la lluvia, la nieve o la escarcha. Así es el día a día de los últimos trashumantes de bravo, los que han hecho posible que la ganadera doña Alicia Chico García y antes sus padres, César Chico Andréu y Alicia García Merchante, hayan continuado con su loable empeño de mantener esta tradición de siglos.

La vacada de doña Alicia Chico a su paso por el término municipal de Munera. Foto: Joaquín Jiménez Moreno.

        Muchos munereños han podido disfrutar año tras año de un espectáculo singular: cientos de reses bravas de esta ganadería atravesando el término municipal de Munera por la Cañada Real de los Serranos. Uno de nuestros paisanos que cada año aguardaba con impaciencia el paso de la vacada por Munera era Juan Jesús Cerro Requena. Chichirre, como se le conocía en Munera a este pastor, nos relató hace tiempo una bonita y curiosa anécdota que vivió hace años: «Unos días después de pasar las vacas por la vereda en su camino hacia Teruel vi en el pueblo un perro pastoril exactamente igual que uno que llevaban los vaqueros y pensé que podía ser el suyo. Volví a verlo más veces y después escuché en la radio que los ganaderos buscaban un perro que se había perdido en el camino. Me puse en contacto con ellos y les dije que el perro estaba en Munera. Cuando llegaron lo estuvimos buscando hasta que lo encontramos por las afueras del pueblo, entonces se bajó del coche doña Alicia Chico y, cuando le habló, el animal acudió aullando de alegría y se “abrazó” a la ganadera». Juan Jesús nos explicó que el perro se había aspeado, es decir, se había dañado las patas de tanto andar, y cerca de la localidad conquense de El Picazo no pudo seguir la manada por lo que, herido, inició un lento camino de vuelta hacia tierras jienenses. Afortunadamente, el interés de los ganaderos por buscar y recuperar su fiel ayudante y el conocimiento y el cariño a los animales de Juan Jesús hicieron posible este final feliz.

Juan Jesús Cerro, Chichirre, junto a las reses durante uno de los descansos. Foto: Joaquín Jiménez Moreno.

        Esperemos que el recuerdo y el esfuerzo de doña Alicia Chico y su familia sirvan de acicate para que, a pesar de las dificultades, quien marque a partir de ahora el rumbo de esa ganadería siga manteniendo esta singular tradición. Además, el uso de estas vías pecuarias, consideradas bienes de dominio público para el tránsito del ganado, podría contribuir a su subsistencia y mantenimiento.

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Nota: Después de 37 jornadas de vereda, la vacada de la ganadería de Alicia Chico llegaba, ya de luto por su ganadera, el pasado 29 de diciembre de 2022 a su destino de invierno, la finca Pendoncillo, en el término de Vilches (Jaén).

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