La calle de Bonifacio Sotos
Graciano Jiménez Moreno
(Publicado en ECOS, número 119, noviembre-diciembre de 2017)
NOTA PREVIA DEL AUTOR: Casi cinco años después de aparecer este artículo en Ecos, su autor ha publicado un libro titulado EL TESTAMENTO DE DON BONIFACIO SOTOS OCHANDO. LA ESTRECHA RELACIÓN DE DON BONIFACIO Y SU FAMILIA CON LA VILLA DE MUNERA. El libro ha sido editado por el Instituto de Estudios Albacetenses "Don Juan Manuel" y se presentó el 23 de septiembre de 2022, durante la feria de Munera. En esta publicación, fruto de un exhaustivo trabajo de investigación, se recoge la estrecha relación de don Bonifacio con Munera a lo largo de su vida, desde que su familia se trasladó a esta villa en 1794 desde Casas Ibáñez cuando el joven Bonifacio apenas contaba nueve años.
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Iniciamos hoy, en estas páginas de Ecos, una serie de «paseos» por las calles de nuestro pueblo. El propósito será disfrutar de cada recorrido, sin prisas, parándonos de vez en cuando para asomarnos a la ventana del tiempo y recordar algunos aspectos históricos o curiosidades antes de que puedan quedar en el olvido.
El
objetivo de nuestro primer paseo es la calle Bonifacio Sotos. Esta calle parte de
la plaza de
La calle está dedicada a un ilustre gramático y lingüista albacetense, el sacerdote don Bonifacio Sotos Ochando, quien en sus últimos años tuvo una especial relación con Munera. Antes de repasar algunos datos biográficos de tan egregio personaje hemos de adentrarnos en la historia de la calle que actualmente lleva su nombre.
Esta
vía fue en sus orígenes la calle Mayor de la localidad y, por lo tanto, una de
las más importantes de la villa. Hay que recordar que a finales del siglo XV se
inició el traslado del emplazamiento del pueblo a su actual ubicación y que la
parte más antigua de su casco urbano es la que se ha venido conociendo como
barrio de
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Don Bonifacio Sotos Ochando. (Imagen perteneciente a los fondos del Archivo Histórico Provincial de Albacete) |
Pasemos
ya a recordar la biografía de don Bonifacio Sotos, su obra y su relación con
Munera. Había nacido el 5 de junio de 1785 en la localidad albaceteña de Casas
Ibáñez y a los doce años inició la carrera eclesiástica en el Seminario de San
Fulgencio de Murcia. En 1806 obtuvo el doctorado en Sagrada Teología y llegó a
ocupar varias cátedras (de manera interina durante tres años y otros quince
años en propiedad) en el seminario fulgentino antes de ordenarse de presbítero
en 1813. En 1820 fue nombrado rector del seminario, cargo que desempeñó durante
poco más de un año. La situación política de España en esa época (reinado de
Fernando VII) y sus ideas liberales le llevaron a ser elegido vocal de
A
pesar de su extraordinaria trayectoria, lo que más fama proporcionó a Bonifacio
Sotos fue un proyecto de lengua universal, tanto escrita como hablada. En 1851
presentó un primer esbozo de su propuesta, que continuó desarrollando y perfeccionando
a la vez que encontraba importantes y valiosos apoyos tanto en prestigiosos
círculos intelectuales como en altas instancias del país. Así, en 1855 le fue
concedida una subvención de 40.000 reales para atender los gastos que pudieran
ocasionarle sus trabajos. También presentó su proyecto en
Don
Bonifacio tenía una hermana, Ana Claudia Soto de Sotos, que había llegado a
Munera acompañando a otro hermano también sacerdote, don Patricio Soto de Sotos,
cuando este ocupó el puesto de cura propio de la parroquia de esta villa.
Conviene aclarar que la disparidad entre los apellidos de estos dos hermanos
con los de don Bonifacio se debe a que este último ha pasado a la historia con
los dos apellidos del padre (capitán de infantería) mientras que los dos
hermanos utilizaron los coincidentes primeros apellidos del padre y de la madre.
Ana Claudia se casó en Munera con el entonces alférez mayor perpetuo de la
villa, don Juan Antonio Aguado y Montoya, viudo. Dos hijas de este matrimonio,
nacidas también en Munera, doña Ana y doña Feliciana, cuidaron de su tío
Bonifacio y, como no podía andar solo, lo acompañaban cuando iba a decir misa o
tenía que desplazarse. Precisamente a esta última sobrina la declaró heredera
universal en el testamento que otorgó en Munera, el 14 de mayo de 1869, ante el
notario don Facundo Blázquez. Unos seis años vivió don Bonifacio en Munera, prestigiando
el ambiente cultural de la localidad y rodeándose de quienes gozaban de su
compañía y sus conocimientos. Don Bonifacio ya había estado anteriormente en
Munera, al menos en una ocasión, pues en 1850, siendo catedrático de
Don
Bonifacio vivió en el número 12 de la calle de los Olmos y falleció en esa
misma casa el 9 de noviembre de
Con
el propósito de dar un paseo por la calle Bonifacio Sotos y rebuscar en los
rincones de nuestra memoria cité a Daniel Morcillo Couque una tarde en el
casino
Al
rodear la esquina del casino pronto nos encontramos en el número 2 de la calle
Bonifacio Sotos; es la puerta de acceso al Hogar de
En la placeta nos detenemos. Daniel nos dice que antes de la guerra hubo un surtidor de gasolina en el chaflán que forman las calles Bonifacio Sotos y Norte. Después nos habla de la casa de sus padres, Paco y Paula, situada en el actual número 9. En ese edificio montó su hermano Alfredo al final de los años cincuenta una tienda que fue la primera que vendió en Munera motos, electrodomésticos, escopetas y botellas de butano (las grandes de color naranja y las azules «camping gas») entre otros artículos. Recuerda Daniel que los clientes de la botella grande podían contarse al principio con los dedos de una mano. Aunque en la fachada hubo un anuncio de chapa de las motocicletas Ossa, vendían, incluso a los pueblos limítrofes, otras motos de marcas españolas como Lube, Motobic, Iresa o Ducson, además de las fabricadas en España por la marca italiana Guzzi. Al reanudar el paseo, rodeando la fachada de este edificio para recorrer el último tramo de la calle, vemos enfrente el lugar donde estuvo la tienda de Juan Antonio Couque y nos paramos en el chaflán que forman el final de la calle Bonifacio Sotos con la denominada actualmente calle Diputación Provincial. En ese chaflán estuvo ubicado Foto Estudio «Amor», un estudio fotográfico denominado con el acrónimo de su fundador, Alfredo MORcillo, en el que también colaboraron Luis Vecina, Artemio Carlos y el propio Daniel.
Terminado el corto pero emotivo paseo por la calle Bonifacio Sotos decidimos volver al casino. Somos tres y no será difícil encontrar allí el compañero que nos falta para poder echar un truque.
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Tienda de Alfredo Morcillo y exposición de motos y electrodomésticos a principios de los años sesenta. (Fotografía cedida por Daniel Morcillo) |
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