El nombre de nuestro pueblo

Graciano Jiménez Moreno

(Publicado en ECOS, número extra, feria de 2017)

Vista de Munera. / Foto: Pedro Ruiz

             En su libro Munera por dentro (1974), Enrique García Solana, el que fuera cronista de la villa de Munera, recoge algunas hipótesis formuladas por especialistas sobre el origen del nombre de nuestro pueblo, opiniones que también pueden encontrarse en diversas páginas de información en internet.

            Así, según el investigador Gonzalo Arias Bonet el topónimo Munera tendría su origen en la palabra latina Munus –la forma del nominativo plural es Munera–, atribuyéndole el significado de edificios públicos construidos y regalados por un particular, que en este caso podrían ser templos. El propio García Solana apunta la posibilidad, aunque él mismo se encarga de incluir alguna crítica a su propuesta, de que ese término se refiriese al acto de regalo de estas tierras por parte del rey Alfonso VIII a su hija doña Berenguela a comienzos del siglo XIII.

            Otra hipótesis recogida en la mencionada obra es la planteada por el arabista y miembro de la Real Academia de la Historia Jaime Oliver Asín, para quien el término Munera deriva del diminutivo árabe Munayira, que significa «atalaya pequeña».

            También escribe García Solana, «con las naturales reservas», haber oído decir que el castillo de Munera perteneció a un rey llamado Brigo que pudo existir hace unos tres mil años. Dada su peculiaridad puede resultar interesante indicar aquí los orígenes de esta curiosa y fantástica teoría exenta del menor rigor histórico. El padre fray Estevan Pérez de Pareja fue un fraile franciscano, hijo de alcaraceños, que en 1740 publicó la Historia de la primera fundacion de Alcaràz; y milagroso aparecimiento de nuestra Señora de Cortes. Según dice este fraile, el rey Brigo fundó en España muchas ciudades y castillos «como fue el de Muno-Briga, que en nuestros tiempos, llamamos Munèra, que està à siete leguas de distancia de Alcaràz, mirando à el Norte; cuyo Castillo, era muy fuerte, el que los Ciudadanos de Alcaràz arruinaron, con el de Villanueva de la Fuente, por mandado de la Reyna Doña Isabel». Lo cierto es que la terminación –briga aparece en muchos topónimos de origen celta, sobre todo en la península ibérica, con el significado de «ciudad», «fortaleza» o «lugar alto». A este respecto, el investigador Pedro Reyes Moya Maleno afirma, refiriéndose a la existencia de una Munobriga en Munera y de otros núcleos romanos que fueron ubicados en la comarca, que «no proceden de fuente clásica alguna, por lo que su mención podría reducirse a mera anécdota como fruto de la inventiva y afán de protagonismo de falsarios y pseudohistoriadores...».

            La disparidad de teorías y opiniones son una muestra clara de la dificultad para establecer el origen del topónimo Munera. No obstante, más recientemente, una nueva hipótesis ha venido a desplazar las anteriormente mencionadas. Según el profesor Emilio Nieto Ballester, especialista en toponimia y lingüistica latina, el nombre de Munera proviene del adjetivo latino Molinaria, que significa «del molino» o «de los molinos» y que iría acompañado inicialmente por algún sustantivo en femenino, probablemente «villa». La evolución fonética pasaría entonces, según indica el arabista inglés Robert Pocklington, por Molnáira y Mu(l)nayra hasta transformarse en el actual Munera. Esta ascendencia latina del nombre, también apoyada por el profesor e historiador albacetense Aurelio Pretel Marín, miembro de la  Real Academia de la Historia, requeriría, lógicamente, la existencia de numerosos molinos en las proximidades del casco urbano varios siglos atrás (Munera ya figuraba como aldea de Alcaraz en 1247). No he encontrado referencias tan lejanas sobre la existencia de estos molinos; las más antiguas, y que reflejan la tradición de estos artefactos hidráulicos en  nuestro pueblo, corresponden a la mitad del siglo XVIII, y aparecen en las llamadas Respuestas Generales del Catastro del Marqués de la Ensenada, fechadas en 1752. En estos documentos se indica que «hay en la Bega de esta dicha villa siete molinos de Agua Arineros que muelen la maior parte del año a represas con Agua corriente que toman del Rio que llaman de San Bartholome que nace en el Ojuelo Jurisdizion de esta dicha villa». De los siete molinos hidráulicos mencionados, cuatro estaban situados en el tramo del río actualmente denominado Ojuelo y los otros tres después de la confluencia de este con el Quintanar, es decir, en el río Córcoles, nombre que según Pocklington remonta al latín hispánico tardío, Corculos, que significa «pequeños alcornoques». Conviene indicar, para terminar, que los molinos de viento que han existido en Munera, conocidos aquí como «molinetas», son de construcción posterior por lo que nada tienen que ver con la toponimia munerense.

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