Las campanas de la torre

Graciano Jiménez Moreno

(Publicado en ECOS, número extra, feria de 2021)

            El uso de las campanas comenzó a adoptarse en la iglesia católica en el siglo V con el propósito de convocar a los fieles a sus actos. El empleo de este instrumento se generalizó a partir del papado de Sabino (604-606), quien ordenó colocar campanas en las torres de las iglesias y regularizó sus sonidos para indicar al pueblo las horas canónicas, el recogimiento y la oración.

            Durante siglos la vida de los pueblos se ha regido a golpe de campana, informando con sus toques de carácter religioso o litúrgico (repiques de llamada a misa y «salida», ánimas, a muerto, etc.) y civil (reloj, a rebato, a tino, etc.) sobre diversos hechos y convocatorias a la población.

            La colocación de la primera campana en nuestra torre se remonta a la última década del siglo XVI, probablemente alrededor de medio siglo después de la construcción de la torre. Se trata de la campana mayor, que ocupó su lugar en la ventana del lado norte de la torre, la que da a la plaza actualmente llamada de la Constitución. Los detalles de la consagración de esa campana quedaron recogidos en el acta que el doctor Arboleda de Cárdenas reflejó en el libro de bautismos de la parroquia siete meses después del evento.

            El 15 de noviembre de 1595, don Diego de la Calzada, obispo de Salona y visitador general del arzobispado de Toledo consagró la campana mayor en honor de Nuestra Señora la Virgen María.  La campana aún no estaba colocada en la torre, sino que fue consagrada dentro de la iglesia, estando colgada de la viga del coro, en presencia de numerosos feligreses. Enrique García Solana, indica en su libro Munera por dentro que la campana había sido fundida poco antes por un campanero de Cuenca a la vista del público en la plaza Mayor y que muchos vecinos arrojaron al crisol monedas y medallas de plata y de oro.

            El campanario se completó con otras tres campanas de menor tamaño que ya ocupaban sus correspondientes lugares en 1608, año en el que tuvo lugar la consagración del conjunto. Ese año visitó la parroquia de San Sebastián don Melchor de Soria y Vera, obispo de Troya, visitador y examinador del arzobispado de Toledo, quien procedió a confirmar el día 10 de febrero a numerosas personas. Así consta en el correspondiente libro de confirmaciones con la firma de don Francisco Funes de Vargas, cura propio de la parroquial de San Sebastián de Munera. «Asimismo su señoría reverenda mandó poner un altar en la torre de esta iglesia y subió a ella y consagró cuatro campanas que están en la torre». En el documento se describen las cuatro campanas de la siguiente manera:

            «La campana mayor que está en la ventana que sale a la plaza a la parte del norte a honor y reverencia de la Virgen Nuestra Señora Santa María. La campana mediana que está en la ventana más cerca a la campana mayor a honor y reverencia del Señor San Sebastián patrón de esta iglesia. La campana pequeña que está en la ventana junto a la campana mediana que miran a poniente a honor de Santa Bárbara. La campana más pequeña de todas que llaman y sirve de esquiloncillo que está en la ventana que mira a oriente se consagró a honor y reverencia del Señor San Pedro». De la descripción anterior se deduce que no había ninguna campana en la ventana del lado sur de la torre y que las dos ventanas del lado oeste alojaban las dedicadas a San Sebastián y a Santa Bárbara.

            En el acto de consagración estuvo presente el mencionado cura de la parroquia, quien asistió al señor obispo en la ceremonia. También asistieron varios ministros de la iglesia y regidores de la villa entre otras muchas personas.

Con el transcurso de los siglos, y también por algunos avatares de nuestra historia local, fue necesario ir sustituyendo las primeras campanas de la torre por otras nuevas. Actualmente son tres las campanas que cuelgan en el campanario. La más antigua es la campana mayor, dedicada al patrono de la iglesia parroquial San Sebastián; está colocada en la ventana norte, la que se asoma a la plaza principal, data del año 1790 y tiene un diámetro de 98 centímetros. Su escasa decoración se limita prácticamente, además de la indeseada y aportada por las palomas, a una cruz y a la siguiente inscripción, que puede leerse alrededor de su parte superior: «AVE MARÍA GRACIA PLENA - ES LA VOZ DEL ÁNGEL QUE EN ALTO SUENA - SAN SEBASTIÁN ORA PRO NOBIS - ANNO DE 1790».

En una de las dos ventanas del campanario que miran a poniente se encuentra la campana pequeña o «de gloria», de 42 centímetros de diámetro; está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y se colocó en el año 1917, siendo párroco don Pármenes Molledo. Además de algunas formas decorativas dispone de las siguientes inscripciones: «SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - PÁRROCO D. P. MOLLEDO», en la parte superior, y más abajo, «AÑO 1917».

La campana mediana o «collejera» tiene un diámetro de 72 centímetros y ocupa la ventana orientada al mediodía, la que da a la plaza de Don Bartolomé. En el cuerpo de la campana puede leerse, dispuesta en varias líneas, la siguiente inscripción: «SAN MIGUEL ORA PRO NOBIS – MUNERA 1945 – SIENDO CURA PÁRROCO D. MIGUEL ALCAÑIZ FERNÁNDEZ». Entre los elementos decorativos de la campana figura un relieve que representa al arcángel San Miguel con su espada venciendo al diablo. Según consta en la propia campana, fue fabricada por la fundición valenciana de Manuel Roses Vidal, hijo de M. Roses Santos. Nos dice Enrique García Solana que esta campana fue colocada el día 6 de agosto de 1945 y que para su fabricación se utilizaron los trozos recuperados de las campanas que habían derribado los republicanos en agosto de 1936.

En el hueco destinado durante siglos al esquilón asoman tímidamente dos altavoces, ahora en desuso, como muestra de la evolución que el paso del tiempo conlleva también en la comunicación con los vecinos.


Campana mayor, dedicada a San Sebastián (año 1790).

Campana mediana, dedicada a San Miguel (año 1945).

Campana pequeña, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús (año 1917).


Campana de San Miguel. Relieve representando al arcángel.


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